Quizá ocurra lo mismo con el mundo real... Si podemos ordenar al hombre, también quedará
ordenado el mundo. Si logramos que el hombre esté en silencio, en paz, con amor, desaparecerán las naciones, desaparecerán las guerras y los políticos sucios. Y hay que recordar que toda política es sucia; no hay ninguna limpia. Pero hemos de atacar a quienes ostentan el poder. Atacar a la persona normal y corriente no servirá de nada, porque no tiene poder; es una víctima. Incluso si la cambiamos, no supondrá un gran cambio. Pero si destruimos la conspiración entre religión y política, entre sacerdotes y políticos, se producirá un gran cambio, una revolución, la única revolución necesaria y que aún no ha tenido lugar.
Osho . El libro del ego .