Así vemos que, desde la Unidad Arquetípica, Kether, la Corona, las energías espirituales, creativas y
formativas, descienden hasta Malkhuth, el Reino, la sefirah número 10, con lo que se cumple el acto de la manifestación, que ha dado lugar a la totalidad del Cosmos, integrado por los cuatro planos que el Arbol del Mundo manifiesta y sintetiza. El primero, Olam Ha Atsiluth, Plano o Mundo de las Emanaciones, es inmanifestado y está constituido por las tres primeras sefiroth, Kether (Corona, o Kether Elyon, Corona Suprema), Hokhmah (Sabiduría), Principio activo del Cosmos y Binah (Inteligencia), Principio receptivo. Nos dice la Tradición extremoriental que el Uno produce el Dos, el Dos produce el Tres y el Tres todas las cosas. En efecto al producir o manifestar al cuaternario, por su suma triangular, toda la manifestación está implícita en él: 1 + 2 + 3 + 4 = 10 (y 1 + 0 = 1), siendo ésta la manifestación informal, llamada por la Cábala Olam Ha Beriyah o Mundo de la Creación, la primera expresión de los Principios por la afirmación de su Unidad indisoluble, la manifestación sobre la "Superficie de las Aguas" del Logos o Verbo proferido en el principio de los tiempos, y por lo tanto la 'medida' del Mundo, que es una realidad inteligible y constituye la proyección del Hombre Universal, cuyo símbolo es la cruz, como intermediaria y estructura del círculo y el cuadrado. El 4 es la irradiación indefinida de la creación, el número de la creación, determinada por la consideración de una realidad distinta a los principios (3 +1 = 4), Olam Ha Beriyah, el Mundo o Plano de la Creación está constituido por las sefiroth Hesed, Gracia (Nº 4), Gueburah, Rigor (Nº 5), también llamada Din, Juicio, y Tifereth, Belleza, Esplendor o Misericordia, la sefirah Nº 6, que es el Corazón o Centro del Arbol Sefirótico, que une lo alto y lo bajo, la derecha y la izquierda en el Arbol, o sea lo trascendente y lo inmanente, lo activo y lo pasivo, lo masculino y lo femenino. Estas Numeraciones o luces sefiróticas son los arquetipos creacionales, sintetizados en Tifereth, y así todo pueblo tradicional se considera como viviendo en el Centro del Mundo y ordena su existencia con respecto al cuaternario en el que se proyecta el espacio y el tiempo. Pero es el hombre verdadero el que encarna el centro en ese espacio o para ese espacio o plano y le corresponde el Nº 5, como centro de la cruz y asimismo como quintaesencia del cuadrado, de la proyección de lo celeste en lo terrestre, de la cruz que une o que es común a lo circular y a lo cuadrado, tal como se ve en la figura del "Paraíso terrestre" que es circular y de cuyo centro parten cuatro ríos, los que se dice están en relación, por las consonantes de la palabra PaRDéS, con los cuatro sentidos o niveles de lectura con detenimiento de las Escrituras, los que corresponden a los cuatro planos del Arbol.
Jose Manuel Rio . ACERCAMIENTO A LA CABALA: Sobre el Arbol de la Vida Sefirótico .