«Si me permite señalarlo, la palabra ‘conclusión’ no se justifica. Concluir significa cerrar algo, terminar
con ello concluir un argumento, concluir una paz después de una guerra. Nosotros no estamos concluyendo nada; sólo estamos señalando, porque debemos alejarnos de las conclusiones, de la finalidad y esas cosas que limitan, que restringen nuestra investigación. En cambio el hecho, el hecho racional, observable, es que su pensar y el pensar de otro son similares. La expresión de su pensar puede variar; si usted es un artista puede expresar algo de cierta manera, y otra persona que no es artista puede expresarlo de una manera distinta. Usted juzga, evalúa de acuerdo con la expresión, y entonces la expresión lo divide a usted como artista, lo separa de otro como jugador de fútbol. Pero usted como artista y él como jugador de fútbol, piensan. Ambos sufren, experimentan ansiedad, gran dolor, desengaño, aprensión; uno cree en Dios y el otro no cree en Dios, uno tiene fe y el otro no tiene fe, pero esto es común a todos los seres humanos, aunque cada uno pueda pensar que es diferente. Yo puedo pensar que mi dolor es por completo diferente del dolor de otro, que mi soledad, mi desesperación son totalmente opuestas a las de otras personas. Ésa es nuestra tradición, ése es nuestro condicionamiento, hemos sido educados para eso uno es un árabe, otro es un judío, etcétera. Y de esta división se origina no sólo la individualidad, sino las diferencias raciales de las comunidades. El individuo, al identificarse con una comunidad, con una nación, con una raza, con una religión, genera invariablemente conflicto entre los seres humanos. Ésa es una ley natural. Pero nosotros sólo nos interesamos en los efectos, no en las causas de la guerra, en las causas de esta división.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .