En la ley nueva, ningún hombre está dispensado de formar parte del ejército, porque cada

uno debe combatir por su propia cuenta. Las victorias de uno no tienen nada que ver con las victorias de otro y, si alguno se retira del combate, bien sea por debilidad o por cualquier interés que lo atraiga a otro sitio, como no ha participado de los peligros y los trabajos, no participará tampoco de las recompensas, ya que, al tener que pertenecer a todos el don general que el reparador ha venido a traer a la tierra, estamos todos obligados al mismo trabajo, pues ya ha pasado el tiempo de las subdivisiones y podemos renacer, vivir y actuar en la unidad.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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