El mismo sentimiento de veneración popular, de que se ha hecho mérito en la nota

15 de la página 65, hace llamar Buddhas de Compasión a aquellos Bôdhisattvas que, habiendo alcanzado el rango de Arhat (o sea, que han atravesado el Sendero cuatro o séptimo), rehusan pasar al estado Nirvánico o «ponerse la vestidura Dharmakaya y pasar a la otra orilla», pues entonces no estaría en su poder el ayudar a la humanidad, aun en lo poco que el Karma permite. Prefieren ellos permanecer invisibles (en Espíritu, por decirlo así) en el mundo, y contribuir a la salvación de los hombres ejerciendo sobre ellos su influencia para que sigan la buena ley, o lo que es lo mismo, guiándolos por el sendero de la Justicia. Constituye una parte del Buddhismo exotérico del Norte el venerar como Santos a todos estos grandes personajes, y aun dirigirles oraciones, como hacen los griegos y los católicos con sus santos y patronos; por otra parte, las enseñanzas esotéricas no están en favor de semejante cosa. Hay una gran diferencia entre ambas enseñanzas. El laico exotérico apenas conoce el verdadero significado de la palabra Nirmânakâya, y de ahí la confusión y las poco satisfactorias explicaciones de los orientalistas. Por ejemplo: Schlagintweit cree que el cuerpo Nirmanakaya significa la forma física adoptada por los Buddhas cuando se encarnan en la tierra, «el menos sublime de sus terrenales impedimentos» (véase El Buddhismo en el Tíbet), y toma pie de ello para dar una interpretación enteramente falsa del asunto. La verdadera enseñanza es como sigue: Los tres cuerpos o formas Búddhicos son denominados: l) Nirmânakâya; 2) Sambhogakaya, y 3) Dharmakaya. El primero es aquella forma etérea que adoptaría uno en el momento en que, abandonando su cuerpo físico, apareciese en su cuerpo astral, poseyendo, por añadidura, todo el conocimiento de un Adepto. El Bodhisattva va desarrollando esta forma en sí mismo, a medida que avanza en el Sendero. Habiendo alcanzado la meta y rehusado la fruición de la recompensa, continúa en la tierra como Adepto; y cuando muere, en lugar de ir al Nirvana, permanece en aquel cuerpo glorioso que ha tejido para sí mismo, invisible para la humanidad no iniciada, para velar por ella y protegerla. Sambhogakâya (literalmente, «Cuerpo de Compensación»), es lo mismo, pero con el brillo adicional de «tres perfecciones», una de las cuales es la completa obliteración de todo cuanto concierne a la tierra. El Dharmakâya es el cuerpo de un Buddha completo, es decir, no es cuerpo, en modo alguno es tan sólo un soplo ideal; la Conciencia abismada en la Conciencia Universal, o el Alma libre de todo atributo. Una vez Dharmakâya, el Adepto o Buddha, abandona en pos de sí toda relación posible con esta tierra, y aun todo pensamiento con ella ligado. Así es que, para poder auxiliar a la humanidad, el Adepto que ha ganado el derecho al Nirvana, «renuncia al Dharmakâya», según la fraseología mística; no conserva del Sambhogakâya otra cosa que el grande y completo conocimiento, y permanece en su cuerpo Nirmânakâya. La escuela esotérica enseña que Gautama Buddha, con varios de sus Arhats, es un Nirmânakâya de este género, y que no se conoce ninguno que sea más elevado que él por raz6n de su gran renuncia y sacrificio en bien de la humanidad.

H.P. Blavatsky . La voz del silencio .

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