El espíritu de lucha es otra variante orgullo e hijo, corno éste, de la soberbia.

Queremos luchar para imponernos y dominar a nuestros semejantes. Esto, cuando no se debe a una intención egoísta, se debe a nuestra vanidosa pretensión de creernos poseídos de razón y capacitados para dictar nuestras soluciones a la fuerza. El espíritu de lucha deriva siempre de un déficit de comprensión que ignora las ventajas de determinar soluciones con la opinión de todos. Pero en la mayor parte de los casos se debe a no haber encontrado paz en la propia alma, por una discordancia entre lo que se piensa y lo que se siente, entre la cabeza y el corazón. Los deseos insatisfechos y las pasiones desbordadas por falta de meditación sobre sus consecuencias; los errores de la inteligencia por falta de discernimiento, son causa de lucha interior que se traduce en lucha contra nuestros semejantes y que no tiene otro remedio irás que la meditación suficiente.

Eduardo Alfonso . La iniciación .

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