En la vida hay ocasiones en que las circunstancias hacen cambiar la orientación de toda
una vida. Es lo que le sucede a Kircher. En 1638 surge una ocasión única que él mismo nos describe: "Estaba yo agitado por la gran fuerza de mis pensamientos y sucedió que en aquel tiempo y por mandato de mis superiores me incorporé en concepto de confesor al séquito del excelentísimo príncipe Federico, landgrave de Hesse, luego dignísimo cardenal, en el viaje que emprendía a Sicilia y Malta. Interpreté esta ocasión como suministrada por la providencia de Dios y maravillosamente oportuna para ejecutar mi empresa. Y no me equivocaba" (A. KIRCHER: Mundus Subterraneus, escrita en 1660, publicada en 1665. Prefacio, capítulo I). Kircher, tal como él mismo describe minuciosamente, recorrió en ese viaje las islas de Malta y de Sicilia, ascendió al volcán Etna, estudió las corrientes marinas del estrecho de Messina. De vuelta hacia Roma tuvo la "suerte" (para él) de experimentar directamente el terremoto de Calabria y ascendió para estudiarlo al cráter del Vesubio en Nápoles. Estas experiencias son las que le movieron a escribir, primero el Iter Exstaticum en 1654 y luego el Prefatio de 1660 a Mundus Subterraneus (que no llegó a publicarse hasta 1665).
Athanasius Kircher . El Geocosmos .