Cuando en esa envoltura, el hombre deja su cuerpo físico, no experimenta la menor solución

de continuidad en su estado consciente. Deja sencillamente su vestido más grueso y se liberta de un gran peso. Se puede mover en todos los sentidos en los límites de la esfera astral con rapidez increíble, no hallándose por las condicionantes de la vida terrestre. Su cuerpo responde a su voluntad, refleja su pensamiento y le obedece; sus medios de servicio se centuplican y sus poderes están totalmente guiados por su virtud.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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