Sabe tú, Conquistador de pecados, que en cuanto un Sowani ha cruzado el séptimo Sendero,
la Naturaleza entera se estremece de gozoso temor, y se siente subyugada. La estrella argentina comunica con su centelleo la nueva feliz a las flores nocturnas; el arroyuelo, con el rumor de sus ondas, trasmite la noticia a los guijarros; los bramidos de las oscuras olas del océano lo participarán a las rocas que la marea bate, cubriéndolas de espuma; las perfumadas brisas lo cantarán a los valles, y los majestuosos pinos murmurarán misteriosamente: «Ha aparecido un Maestro, un MAESTRO DEL DÍA».
H.P. Blavatsky . La voz del silencio .