Cuando se haya unido así a la mano vigilante del Señor, sus facultades que estén
poseídas por demonios impuros no podrán acercarse a ella sin que sus espíritus de tinieblas no den grandes alaridos y le digan: déjanos. ¿Qué hay entre tú y nosotros, alma nazarena. Sé quién eres, eres el santo de Dios. ¿Has venido para atormentarnos antes de tiempo? Pero ella les responderá con ame- nazas: callaos y salid de mí, y se irán sin hacerle ningún daño.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .