Cuando un hombre tiene ser, entonces puede que sea un emperador o puede que sea
un mendigo: siempre es un emperador. Puede que sea un mendigo como Buda o puede que sea un emperador como Janak; da lo mismo: siempre es un emperador, esté donde esté. Su reino es interior, se ha vuelto sustancial. ¡Es! Tú no eres. Tú tienes cosas, no tienes ser... y estás usando las cosas como sustituto. Cuantas más cosas tienes, más puedes creer que eres; de ahí el ansia, la avaricia, la ambición: ten más y más y más, porque ésa es la única manera en que puedes engañarte a ti mismo con que «Soy alguien». Pero la persona que tiene ser está despreocupada. Tener no es su juego. Eso no significa que deje el mundo y renuncie al mundo. Si alguien renuncia al mundo, eso muestra simplemente que todavía piensa que el mundo es muy real. De lo contrario, ¿por qué tendrías que renunciar? No vas gritando por tu barrio por la mañana, después de levantarte, diciendo: «He renunciado a mis sueños. Era un rey en el sueño, y he renunciado al reino.» La gente pensará que te has vuelto loco, llamarán a la policía. Te dirán que vayas al psiquiatra, que necesitas tratamiento psicológico: «¿Estás loco? Si es un sueño, ¿cómo vas a renunciar a él?» Buda renunció porque estaba viviendo en un sueño, pensando que era muy sustancial. Se iluminó en el bosque. Recuerda: cuando renunció era ignorante. Si se hubiera iluminado antes de renunciar al mundo, nunca habría renunciado: ¡no tendría sentido! Janak se iluminó cuando era un rey en el palacio, por eso nunca renunció a ello: no tendría sentido. Krishna nunca renunció, no tendría sentido. ¿Cómo vas a renunciar a algo que es una sombra? Buda renunció, Mahavira renunció, porque todavía no estaban iluminados. Lo que estoy tratando de decir es esto: la gente solo ha renunciado al mundo en un estado de ignorancia. Incluso un Buda, cuando era ignorante, renunció al mundo. Cuando se iluminó, volvió al mundo. Tenía que volver, porque sabía que había muchas personas que estaban profundamente dormidas y pensando que sus sueños eran reales: tenía que despertarlas. El centro surge solamente cuando has retirado toda la realidad del mundo externo. Les has dado tu realidad a las cosas, has vertido tu realidad en las cosas. Puedes observarlo: las personas están profundamente enamoradas de las cosas, han vertido su alma en las cosas y se han olvidado completamente de quiénes son: están perdidas en sus cosas. Vuelve a casa, recobra tu realidad. Las cosas son solo tan reales como tú haces que sean: es tu proyección; de otra forma, están vacías, tan solo pantallas blancas, sin ninguna significación... ni para perderse en ellas ni para renunciar a ellas. Ambas cosas son irrelevantes.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .