El gran número de almas vulgares, no hacen, por decirlo así, más que tocar un
instante el nivel inferior del mundo “sin forma”. Allí se refugian momentáneamente, puesto que todos sus vehículos inferiores se han dispersado; pero se hallan en tan embrionario estado que todavía no son capaces de poseer ningún poder activo para funcionar independientemente en esta región. Esas almas quedan inconscientes desde que se disgrega el cuerpo mental. Tan sólo por un instante puede reaccionar su conciencia; el recuerdo ilumina su pasado, como un relámpago, y así ven las causas más salientes. Un relámpago de previsión igualmente breve, ilumina su porvenir y ven los efectos que han de realizarse en la próxima existencia. Tal es la única experiencia del mundo “sin forma” concedida a la mayoría, porque allí, como en todas partes, la cosecha es proporcional a la siembra, y si no se sembró nada, ¿cómo esperar cosecha?.
Annie Besant . La sabiduría antigua .