Una mañana, Buda permaneció en silencio sentado bajo su árbol. De hecho estaba a punto

de comenzar su sermón y todo el mundo estaba aguardando. Permaneció en silencio, guardó silencio. Los discípulos empezaron a inquietarse. Nunca antes había sucedido. El llegaba y hablaba y se iba. Pero ya había pasado una hora. El sol había salido y todo el mundo empezaba a sentirse acalorado. Superficialmente había silencio, pero interiormente todos se sentían incómodos, murmurando, preguntándose interiormente, "¿Por qué Buda guarda hoy silencio?" y él llega y se sienta bajo su árbol con una flor en las manos y continúa mirando la flor como si ni se diera cuenta de los diez mil discípulos que se habían congregado para escucharle. Habían llegado desde ciudades muy, muy remotas. Habían llegado de todo el país.

Osho . Yoga: La Ciencia Del Alma Vol 1 .

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