Para volver a nuestra idea inicial, añadiremos que la Belleza de Dios corresponde a una
realidad más profunda que Su Bondad; quizá esta afirmación asombre a primera vista, pero recuérdese la ley metafísica en virtud de la cual la analogía entre los órdenes principial y manifestado es inversa, y en este sentido lo que es grande principialmente será pequeño en lo manifestado, o lo que es interior en el Principio aparecerá como exterior en la manifestación, y viceversa; ahora bien, es en razón de esta analogía inversa como la belleza, en el hombre, es exterior y la bondad interior —al menos, según el uso ordinario de las palabras—, contrariamente a lo que acontece en el orden principial, en el cual la Bondad es como una expresión de la Belleza.
Schuon Frithjof . De la unidad transcendente de las religiones .