Si el hombre fijase con más atención su vista sobre su ser interior, llegaría, sin
duda, a descubrir en él este sol radiante y a verlo físicamente con los ojos de su espíritu, lo mismo que puede ver en un espejo la belleza de su cara con los ojos materiales, porque siempre tiene, delante de su ser interior, un espejo vivo que reflejaría su esplendor de forma natural. Se vería acompañado de la derecha y de la izquierda de Dios, que no dejan de protegerlo y defenderlo, que han esta- do en actividad temporalmente en las dos alianzas o iniciaciones espiritual y Divina, y que han estado representadas corporalmente, para los tres discípulos del reparador, por los precursores de estas dos iniciaciones: Moisés, que había guiado al pueblo hasta las puertas de la tierra prometida, y Elias, que había venido a preparar los caminos de la alianza eterna de la paz y de la santidad. Pero el reparador no mostraba todavía en esta transfiguración nada más que los senderos por donde debía pasar el hombre para volver al reino de la vida.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .