Más aún: el contacto operativo con las sustancias no estaba desprovisto de consecuencias espirituales, como

sucedió en Occidente desde la constitución de la química científica. Trabajar activamente en los minerales y en los metales era tocar la prakrti, modificar sus formas, intervenir en sus procesos. Y en el universo ideológico en que se mueve el alquimista, que es el del tantrismo, la prakrti no es solamente el principio cosmológico del Sámkhya y del Yoga clásicos; la prakrti es el modo primordial de la Diosa, de la Zakti. Gracias al simbolismo y a las técnicas elaboradas por el tantrismo la prakrti se hace accesible a la experiencia inmediata: para el tantrista toda mujer desnuda encarna la prakrti y la revela. No se trata, claro está, de una experiencia erótica o estética; acerca de tales experiencias la India poseía desde hacía largo tiempo toda una literatura. Pero el tantrismo estima que con un entrenamiento psico-somático y espiritual apropiado el hombre puede obtener la revelación del modo primordial de la Naturaleza contemplando el cuerpo desnudo de una mujer.

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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