Un hombre, un hombre muy rico, tenía un gran jardín. Las uvas estaban maduras. Envió
a su gerente al mercado a traer unos pocos jornaleros; esas uvas había que recogerlas ya, de lo contrario se empezarían a caer, empezarían a pudrirse. Vinieron unos pocos jornaleros y empezaron a trabajar. Para cuando llegó la tarde se dieron cuenta de que esas personas no eran suficientes, de manera que llamaron a algunas más. Cuando el sol se estaba casi poniendo, se dieron cuenta de que ni siquiera ésas eran suficientes, de modo que llamaron a más jornaleros. Y entonces se pone el sol y desciende la oscuridad y todos se reúnen... y el dueño del jardín les da a todos la misma cantidad de dinero: a los que habían llegado por la mañana y a los que habían llegado por la tarde, e incluso a los que acababan de llegar y no habían trabajado más de media hora. Naturalmente, las personas que habían venido por la mañana se enojaron, se irritaron, se enfadaron. Dijeron: «¿Qué es esto? ¡Esto es injusto! Nosotros hemos trabajado todo el día y se nos da la misma cantidad de dinero por nuestro trabajo. Y éstos que acaban de llegar, que no han trabajado en absoluto... ¿a ellos también se les da la misma cantidad de dinero? ¡Esto es injusto!» Y el dueño se echó a reír y dijo: «Pensad solo una cosa: lo que se os ha dado, ¿no es suficiente por vuestro trabajo?» Ellos dijeron: «Es suficiente. De hecho, es el doble de lo que nos da normalmente cualquier otro.» El dueño dijo: «Entonces, ¿por qué os preocupáis por los demás? Éste es mi dinero. Habéis recibido el doble de lo que habríais recibido en cualquier otra parte, pero no estáis contentos: estáis siendo miserables porque les he dado a otros. Éste es mi dinero y tengo mucho que dar: mis tesoros están llenos, estoy sobrecargado. ¡No les doy a estos jornaleros porque hayan trabajado, sino porque tengo tanto que no sé qué hacer con ello! ¿Por qué estáis enfadados?».
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .