Los hay cuyas racionales facultades torcieron ajenas influencias hasta el punto de figurarse que las

pasiones animales pueden sublimarse y elevarse de modo que todo su ardor se dirija hacia adentro, a fin de mantenerlas encerradas en el pecho hasta que, en vez de estallar su energía, se invierta en dirección a lo alto con santos propósitos; es decir, hasta que la colectiva fuerza de las reprimidas pasiones capacite al hombre para entrar en el verdadero santuario del alma y permanecer allí en presencia de su Maestro, del Yo superior. A este fin no luchan con sus pasiones ni las matan, sino que mediante un violento esfuerzo de voluntad las reprimen y mantienen en jaque, dejando sus brasas en rescoldo.

H.P. Blavatsky . Ocultismo Practico .

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