Deja que actúe en ti esta mano vigilante, que no te obligará jamás a hacer

movimientos que te perjudiquen y no te hará que entres en las grandes pruebas del espíritu nada más que cuando te haya dado tiempo para desprenderte de tus heces, porque entonces te separarás de estas heces sin nada a cambio y llevarás la vida, la salud y el buen olor en los vasos en los que ella te vierta.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice