Pero no hay nada oculto que no deba quedar descubierto, ni secreto que no deba
conocerse; esperanza más consoladora que puede esperar el hombre aquí abajo, ya que, con las nociones que puede haber adquirido con todo lo que hemos visto, conoce los inmensos tesoros que se encierran en éJ y debe quedar atónito de admiración al pensar que algún día, cuando se hagan todas las revelaciones de todas las maravillas que se guardan en su seno, será res- plandeciente como la luz, activo como el fuego y puro como la verdad.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .