Teniendo el hombre en la mano una piedra cristalina ve que es un cuerpo diáfano,

y que de ella se saca fuego, por lo que el afato pronuncia que donde hay diafanidad necesariamente hay aire; y que donde hay lucidez necesariamente hay fuego; y por cuanto es verdad lo que dice el afato, oye el oído y ve la vista, en este caso conoce el entendimiento que en la piedra hay dos sustancias individuadas en especia distintas, que son el fuego y el aire.

Ramón Llul . El Libro Del Ascenso Y Descenso Del Entendimiento .

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