No sé si alguna vez ha considerado o examinado todo el proceso de la verbalización,

el proceso de nombrar. Si lo ha hecho, habrá encontrado que es una cosa interesante, sorprendente y muy estimulante. Cuando damos un nombre a cualquier cosa que experimentamos, vemos o sentimos, la palabra se vuelve extraordinariamente significativa; y la palabra es tiempo. El tiempo es espacio, y la palabra es el centro de ello. Todo pensar es verbalización; pensamos en palabras. ¿Puede la mente liberarse de la palabra? No diga: «¿Cómo he de liberarme?» Eso no tiene sentido. Formúlese esa pregunta a sí mismo y vea cuán esclavos son ustedes de palabras tales como India, Gita, comunismo, cristiano, ruso, estadounidense, inglés, la casta inferior y la casta superior a la de uno. La palabra amor, la palabra Dios, la palabra meditación, ¡qué significado extraordinario hemos dado a estas palabras y cuán esclavos somos de ellas!.

Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .

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