«¿Cómo puedo permanecer libre de malos pensamientos, de pensamientos nocivos y caprichosos?» ¿Existe el pensador,
el «uno» separado del pensamiento, separado de los pensamientos nocivos, caprichosos? Tenga la bondad de observar su propia mente. Afirmamos: «Está el yo que dice: "Éste es un pensamiento caprichoso", "Esto es malo", "Debo controlar este pensamiento", "Debo atenerme a este pensamiento"». Eso es lo que conocemos. El «uno», el «yo», el pensador, el que juzga, el censor, ¿es diferente de todo esto? ¿Es el «yo» diferente del pensamiento, diferente de la envidia, diferente del mal? El «yo» que afirma que es diferente de este mal está perpetuamente tratando de vencerlo, de apartarlo, de llegar a ser esto o aquello. De modo que tiene usted esta lucha, el esfuerzo de apartar sus pensamientos, de no ser caprichoso, etcétera. En el proceso mismo del pensar hemos creado este problema del esfuerzo. ¿Entiende? Entonces da usted origen a la disciplina, al control del pensamiento: el «yo» controla el pensamiento que no es bueno, el «yo» trata de volverse no envidioso, no violento, trata de ser esto y de ser aquello. De modo que cuando existe el «yo» y la cosa que éste controla, usted ha dado nacimiento al proceso mismo del esfuerzo. Ése es el hecho real de nuestra existencia cotidiana.
Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .