Pero entre las pasiones, las hay más sutiles y taimadas, contra las cuales no basta

un régimen de vida pura si no va acompañado de un esfuerzo inteligente, la de la voluntad. Me refiero principalmente a la vanidad, el orgullo, la intransigencia y el espíritu de lucha, terribles obstáculos en el camino de la iniciación, que los antiguos egipcios representaban por unos monos provistos de redes con las cuales cazaban a las almas que, ilusionadas pero débiles, marchaban hacia la glorificación de Osirís. Estas pasiones son contrarias al sentimiento de fraternidad que constituye el aspecto moral y sentimental de la primera etapa iniciática y el contenido del grado del "compañero" de ciertas iniciaciones simbólicas.

Eduardo Alfonso . La iniciación .

Índice