«Yo me descubro a mí mismo envidioso con respecto a algo que creo, que siento

que es verdadero y que me gustaría tener, pero ello siempre me ha eludido, ha permanecido siempre más allá de mi captación. He venido, como lo he hecho a menudo, para hablar con usted. ¿Por qué en mi vida cotidiana, en mis ocupaciones diarias no existe la estabilidad, la firmeza de aquella quietud? ¿Por qué falta esto en mi vida? Me he preguntado a mí mismo qué he de hacer. Y también me doy cuenta de que no puedo hacer mucho al respecto, o que no puedo hacer absolutamente nada. Pero la irritación sigue ahí, no puedo despreocuparme de ella. Si sólo pudiera experimentar aquello una vez, entonces ese recuerdo mismo me sostendría, daría significación a una vida en realidad bastante absurda. He venido, pues, a inquirir, a sondear esta cuestión: ¿Por qué la mente tal vez la palabra cerebro sería mejor- exige estar siempre ocupada?».

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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