Y cuando el resplandor interno empieza a crecer en ti, los ojos se vuelven ardientes,
parecen embriagados. Hay una danza en los ojos: los ojos adquieren una luz sutil, una cualidad totalmente diferente. Ahora los ojos no solo ven cosas, también comparten. El Tao no puede ser dividido, pero puede ser compartido, y el Tao se comparte con los ojos.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .