No es en absoluto un simple efecto místico ni una simple operación meta- física lo
que se produce en nosotros cuando el verbo divino nos regenera y nos llama por nuestro nombre para hacer que salgamos de nuestra tumba, sino una obra viva, cuya sensación se nota físicamente en todo nuestro ser espiritual y corporal, ya que esta palabra es la vida y la actividad y. cuando Lázaro salió de su sepulcro a la voz del Señor, sus miembros no notaron esta sensación real tanto como nosotros la notamos en nuestra regeneración espiritual, porque, después de haber descendido a la tumba, su alma pasiva, que no podía captar la sensación de la muerte ni del frío sepulcral, no podía tampoco establecer comparaciones con la sensación de la vida que se introducía entonces en él y parecía que lo creaba por vez primera, mientras que nuestra alma inmortal no desciende al lago de su muerte espiritual sin volver a sentir todo su horror y, por consiguiente, cuando recupera la sensación de la vida, debe ser con una sensibilidad inexplicable.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .