Cuando quieras ofrecer tu sacrificio en el altar de la regeneración espiritual para santificar tu

ser, purificarlo y llenarlo con los tesoros del amor, implora el nombre del hijo y tu corazón se convertirá en una víctima de consuelos, de tal forma que no creerá más ni siquiera en los poderes aflictivos de tu enemigo y sentirás que los vientos más favorables llevan suavemente tu barco por encima de las olas, sin la mínima sensación de peligro ni de escollos.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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