Jesús fue malentendido. Debido a ese mal entendimiento, le mataron. Estaba hablando del Reino de

Dios y los gobernantes romanos se pusieron recelosos. Empezaron a pensar: «Es un político y quiere gobernar el mundo. Quiere crear su propio reino», porque hablaba continuamente y le decía a la gente: «He venido a establecer el Reino de Dios.» Estaba diciendo algo, los políticos estaban interpretando otra cosa. No estaba hablando del reino de este mundo, estaba hablando del reino del otro mundo, el invisible. No le interesaba la política en absoluto. Siempre ha sucedido; cuanto más te elevas más mudo te sientes, y digas lo que digas ves inmediatamente que ha sido mal interpretado. Lao Tse ha dicho: «Si digo algo y la gente lo comprende, entonces sé que no merecía la pena decirlo. Si digo algo y la gente no lo comprende, entonces sé que debe haber algo de verdad en ello.» Debemos aprender a vivir con esto, este misterio de las verdades más elevadas. La música es una manera de hacerlo, mucho mejor que el lenguaje, porque la música no tiene palabras; de modo que no puede decir nada, verdadero, falso...; no puede decir ni verdad ni mentiras. No dice nada; simplemente muestra, y ésa es la belleza de la música. No piensas si la música es verdadera o falsa; eso es irrelevante. Simplemente la escuchas, te sobrecoges con ella, te sientes poseído por ella, sintonizas con ella, te sientes transportada a alguna otra esfera, a alguna otra visión de la realidad. No estás en el ámbito mundano: la música te lleva a las cimas más altas de la vida y la existencia. Simplemente te toma de la mano y te conduce, muy atentamente, muy amorosamente, a lo misterioso.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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