Debéis tener algo que dar. No podéis decir simplemente: “Me he entregado yo mismo”. Cada

uno de nosotros puede decirlo así porque tenemos muy poco que dar. Es como si un hombre que nada poseyera dijese: “Yo entrego el mundo”. Pero si un varón de experiencia, si el que ha comprendido y vencido al mundo entrega sus riquezas y sus glorias, entonces es valiosa su renunciación, porque tiene experiencia, porque ha sufrido y su renuncia es un ejemplo para todos. Cuando quien no tiene rosas en su jardín dice: “Doy todo cuanto poseo” es de poco valor su ofrenda, porque su devoción y su inteligencia son cortas, y cuando algo ofrece no hay belleza en su actitud, mientras que será aceptable un hombre inteligente, devoto, enérgico y vigoroso que renuncie a todo y vaya en pos de su ideal.

Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .

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