Un número comparativamente reducido de almas vigorosamente intelectuales habita en el segundo nivel. Empleando una

frase más aplicable al plano físico que al plano mental, diremos que el Pensador asciende a ese segundo nivel cuando en él prepondera la materia más sutil de esa región, y de este modo opera el cambio necesario. No hay naturalmente ascensión, propiamente hablando, ni cambio de lugar; ocurre sólo que el Pensador comienza a percibir vibraciones de esa materia sutil, que provoca en él una respuesta, pudiendo él mismo desde entonces emitir fuerzas que hagan vibrar esas tenues partículas.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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