Se vuelve evidente que no hay una verdadera relación. Uno se interesa básicamente en sí

mismo, en su propio placer, entregándose a otro por la propia satisfacción, etcétera. Expongámoslo de un modo diferente: ¿Por qué los seres humanos están tan centrados en sí mismos, por qué son tan egoístas, ya sea conscientemente o en los más profundos escondrijos de su ser? ¿Por qué? Los animales no domesticados parecen no ser egocéntricos como los humanos. Si hemos de descubrir por nosotros mismos qué es una relación correcta, debemos investigar esta cuestión muy profundamente. Hay que experimentar la percepción sin motivo. La mayoría de nosotros encuentra difícil observar sin alguna clase de motivo. ¿Podemos examinar juntos, de manera muy objetiva, lo que realmente ocurre en una relación de dos personas, ya sea íntima o no? Casi todas las reacciones, especialmente aquellas que son dolorosas o placenteras, se registran en el cerebro, tanto a nivel consciente como a un nivel más profundo. Este registro prosigue desde la infancia hasta la muerte y, poco a poco, construye una imagen o una representación que cada persona tiene de sí misma. Si uno está casado o vive con alguien por un mes o por años, cada cual ha formado una imagen del otro las ofensas, las irritaciones, las palabras duras, los halagos, las respuestas sensuales, las observaciones intelectuales, el compañerismo y la ternura, la imaginación con sus satisfacciones y las asociaciones culturales-. Estas cosas forman las variables imágenes que son despertadas en diferentes circunstancias. Aparte de las relaciones físicas reales, estas imágenes deforman o niegan una profunda relación de amor, de compasión con su inteligencia.

Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .

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