Solía quedarme con muchas familias cuando iba viajando por este país. La mujer se está

riendo y está contenta, y de repente llega el marido —y yo estoy observando—, y la cara de ella cambia. No es que lo esté haciendo adrede, no; ya no es necesario hacerlo, es automático: al ver que llega el marido, al ver la llave moverse en la cerradura, de pronto sucede en ella un cambio automático. Su cara se vuelve infeliz, porque el marido solo le prestará atención si ella está sufriendo; si no, no.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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