Teniendo el hombre en la mano una piedra cristalina, la potencia visiva ve que la

misma piedra, y otra cualquiera piedra campestre o mineral, convienen en un género, porque cada una es un cuerpo de piedra, de suerte que cuando el afato absolutamente sin añadir algún signo particular o pronombre demostrativo nombra piedra, el oído oye piedra, y así entrambos hacen de ella género el que la imaginación imagina y el entendimiento entiende; pero como es invisible, se admira no pudiendo comprender dónde existe y está colocado, hasta que recuerda lo que se ha dicho en los capítulos de la especie, individualidad, simplicidad y composición de la misma piedra, y entonces el afato dice que el género existe tan realmente en las distintas especias de las piedras como las especies realmente existen de sus individuos; conociendo entonces el entendimiento que el afato pronuncia la verdad: en lo que se manifiesta que el afato participa más con el entendimiento que cualquier otro sentido por cuya razón es más alto y más noble que los demás sentidos.

Ramón Llul . El Libro Del Ascenso Y Descenso Del Entendimiento .

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