¡Afortunado el que coma el pan en el reino de Dios! decía uno de los

que se encontraban un día a la mesa con el reparador (Lucas 14: 15). ¿Pero qué le dice el reparador para demostrarle lo reducido que era el número de hombres que sabían no sólo buscar el espíritu en su plenitud, sino también dejar que entrase en ellos cuando se presentase y vender lo que tenían para dejarle sitio? Le cuenta la parábola del banquete y de la gran cena a la que un hombre había invitado a muchas personas; le cuenta cómo todas estas personas se excusaron poniendo distintos pretextos: uno porque acaba de comprar una casa, otro porque estaba recién casado, etc. Le cuenta cómo dice a su servidor que haga que entren los pobres, los lisiados, los ciegos y cualquiera que se encuentren en las calles y a lo largo de los caminos, porque quiere que su casa esté llena.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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