Hemos visto que el hombre es la carga positiva, que mantiene a su multiplicidad de

átomos o vidas menores energetizados y unidos en formas coherentes. Cuando en la muerte se retira el aspecto espíritu, la forma se desintegra y disuelve, y estas pequeñas vidas conscientes, habiendo cum¬plido su función, se dispersan. La conciencia del átomo den¬tro del cuerpo es muy distinta de la conciencia del hombre, y esto lo comprenderemos si reflexionamos un poco. Si acep¬tamos que el hombre es una célula, en una esfera mayor, ¿no sería posible la existencia de una conciencia que fuera para el hombre lo que su conciencia es para las células de su cuerpo? ¿No sería posible que nuestra meta inmediata fuera obtener esa conciencia, en el mismo sentido en que el átomo de la sustancia tendrá que lograr algún día la conciencia de un ser humano? Sería esto lo que pensaba Brow¬ning cuando dijo: "El género humano está constituido por cada uno de los hombres, y en dicha síntesis termina el re¬lato". Nos presenta aquí el concepto de un hombre superior, síntesis o suma total de todas las unidades menores. Esta síntesis podría ser la gran Vida o Entidad planetaria que está detrás de nuestra manifestación planetaria y es la suma to¬tal de la conciencia grupal. Sugiero que así como la autoconsciencia es la meta para todas las formas subhumanas de vida, y la conciencia grupal o la del Hombre Celestial es la meta del ser humano, así también existirá para él una me¬ta, y la realización puede ser el desarrollo de la conciencia de Dios; de manera que él debe luchar para lograr el co-nocimiento que posee el Logos solar.

Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .

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