«Me gustaría tomar una pregunta a la vez. Usted ha formulado muchas preguntas, me ha
planteado diversos problemas, de modo que primero consideremos la pregunta más importante: ¿Cuál es el futuro de la humanidad y de usted mismo? Como sabe, sus padres están muy bien acomodados y quieren ayudarle de todas las maneras posibles. Si usted se casara, ellos tal vez podrían regalarle una casa, comprarle una casa con todas las cosas que se necesitan en ella, y usted podría tener una esposa atractiva podría. ¿Qué es, entonces, lo que usted va a ser? ¿La habitual persona mediocre? ¿Conseguirá un empleo, echará raíces con todos los problemas que hay alrededor y dentro de usted es ése su futuro? Por supuesto que puede venir una guerra, pero podría no ocurrir esperemos que no ocurra. Esperemos que el hombre pueda llegar a comprender que las guerras, de cualquier clase que sean, jamás resolverán ningún problema humano. Los hombres podrán progresar, podrán inventar aviones mejores, etcétera, pero las guerras jamás han resuelto los problemas humanos ni los resolverán jamás. Olvidemos, pues, por el momento, que todos nosotros podríamos ser destruidos a causa de la locura de los superpoderes, de la locura de los terroristas, o la de algún demagogo de algún país que desea destruir a sus enemigos inventados. Olvidemos todo eso por el momento. Consideremos cuál es su futuro, sabiendo que forma usted parte del mundo. ¿Cuál es su futuro? Como se lo pregunté: ¿consiste su futuro en ser una persona mediocre? La mediocridad implica escalar a medio camino la colina, a medio camino cualquier cosa, sin alcanzar jamás la cima misma de la montaña, sin exigirse jamás la totalidad de la energía, de la capacidad, de la excelencia.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .