La «muerte» corresponde generalmente —en el nivel operatorio— al color negro que tomaban los ingredientes,

a la nigredo. Es la reducción de las sustancias a la materia prima, a la masa confusa1,- la masa fluida, informe, que corresponde —en el nivel cosmológico— a la situación primordial, al caos. La muerte representa la regresión a lo amorfo, la reintegración del Caos. De aquí que el simbolismo acuático tenga un papel tan importante. Una de las máximas de los alquimistas era: «No efectúes ninguna operación antes de que todo haya sido reducido al Agua.» 2 En el terreno operacional, este proceso corresponde a la disolución del oro en el agua regia. Kirchweger, presunto autor de la Áurea Caleña Homeri (1723) —obra que, dicho sea de paso, ejerció una notable influencia sobre el joven Goethe—, escribe: «Es seguro y cierto que la Naturaleza entera era Agua en el comienzo; que todas las cosas han nacido por el Agua y por el Agua deben ser destruidas.»3 La regresión alquímica al estado fluido de la materia corresponde en las cosmologías al estado caótico, primordial, y en los rituales de iniciación, a la «muerte» del místico.

Mircea Eliade . Herreros y alquimistas .

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