Un ciego visitó a sus amigos. Estaba oscuro cuando se fue, y le dieron un
farolillo. «Gracias, pero no lo necesito. La luz y la oscuridad son lo mismo para mí.» «Sí, pero llévalo de todas formas para que la gente no se choque contigo.» Se fue y muy pronto alguien se chocó con él y le gritó: «¿Por qué no miras por dónde vas?» «¡¿Por qué no ves tú mi farolillo?!» «Perdona, hermano», dijo el otro, «se apagó tu vela».
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .