Por tanto, hombre, cuando hayas llegado a esta tierra que Dios ha prometi- do a
tus padres bajo juramento, ten mucho cuidado de observar fielmente las leyes y las ordenanzas del Señor, si quieres conservar mucho tiempo tus pose- siones y no quieres que las naciones que debes vencer te hagan su propio es- clavo. Pues, si el Señor considera y respeta, por decirlo así, el privilegio hono- rable del que te ha hecho depositario, será siempre que colabores con él en la realización de sus proyectos y en la manifestación de su nombre y no se pre- ocupa menos de su justicia que de su gloria. Lo mismo que procura no forzarte en tus obras puras y dignas de gloria, también tiene poder para detenerte en tus obras falsas y oponerse a los intentos de tu voluntad criminal.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .