Mi enseñanza para ti es: ¡vive aquí-ahora! Desecha todo tipo de ambiciones: esto es sannyas.
Desecha todo tipo de ambiciones, y ve cómo sucede el milagro: una vez que abandones todas las ambiciones, tendrás tanta energía sobrante que lo único que podrás hacer es celebrar. Tendrás tanta energía en ti; toda la energía que está involucrada en las ambiciones se libera, porque has desechado las ambiciones, y esa energía se convierte en una experiencia oceánica dentro de tu alma. Eso es el paraíso, eso es Dios. Dios no es una meta, sino una experiencia de la mente no-ambiciosa. ¡El Tao no hay que lograrlo! Las personas de logros se lo siguen perdiendo. Las personas que no tratan de lograr de pronto se dan cuenta de que siempre han vivido en el paraíso, pero debido a sus ambiciones no eran capaces de verlo. De manera que, Tao, simplemente trata de comprender lo que estoy compartiendo contigo. Estoy compartiendo contigo este momento, este espacio. No te estoy dando ningún objetivo. No te estoy volviendo loco por algún logro en el futuro. No te estoy motivando para que corras a perseguir algunas sombras. Simplemente te estoy impartiendo lo que me ha sucedido; quiero que sea compartido contigo: desechando todas las ambiciones, he llegado. Desecha todas las ambiciones y simplemente sé, y ve la belleza y la bendición de la existencia. ¡Es increíble, es simplemente pasmoso! Nunca lo has soñado, lo bello que es. No podrías haberlo soñado. Supera todas tus imaginaciones y fantasías. Su belleza es increíble, y la gracia que se está derramando sobre ti se está derramando sin ninguna razón en absoluto. ¡Es muy irrazonable! Dios no te da porque te lo merezcas. ¡Dios te da porque tiene tanto que no puede contenerlo! Trata de ver mi visión; es totalmente diferente a las que llamáis religiones. Las que llamáis religiones son muy tacañas y muy económicas. Las que llamáis religiones creen en las leyes de la economía: haces esto y Dios te hará esto; sé merecedor y Él te hará feliz; haces algo equivocado y vas al infierno: una matemática muy simple, como si tu Dios no fuera más que un magistrado que sigue consultando los libros de leyes y sigue enviando a la gente al infierno o al cielo.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .