Lo primero que hay que comprender es que no podéis adquirirla, no podéis obtenerla, no
puede ella producirse por medio de la meditación. Ninguna virtud, ningún sacrificio, ninguna meditación, nada del mundo puede comprar esto. Para que eso sea, tiene que cesar totalmente este sentido de alcanzar, de realizar, de ganar, de comprar. No podéis utilizar la meditación. Aquello de que he estado hablando es meditación. La meditación no es un medio para algo. Descubrir en todos los momentos de la vida cotidiana qué es verdadero y qué es falso, es meditación. La meditación no es algo por cuyo medio escapáis, algo en lo que conseguís visiones y toda clase de grandes emociones eso es autohipnosis, cosa sin madurez, pueril. Mas el vigilar todos los momentos del día, ver cómo opera vuestro pensamiento, ver funcionar el mecanismo de la defensa, ver los temores, las ambiciones, las codicias y envidias, vigilar todo esto, indagarlo todo el tiempo, eso es meditación, o parte de la meditación. Sin poner el buen cimiento no hay meditación, y poner el buen cimiento es estar libre de ambición, de codicia, de envidia y todas las cosas que hemos creado para nuestra autodefensa. No tenéis que acudir a nadie para que os diga qué es la meditación o para que os dé un método. Lo puedo descubrir muy sencillamente vigilándome, lo ambicioso que soy o que no soy. No me lo tiene que decir otro; lo sé. Arrancar la raíz, el tronco, el fruto de la ambición, verla y destruirla totalmente es absolutamente necesario. Como veis, queremos llegar muy lejos sin dar el primer paso. Y hallaréis que si dais el primer paso, ese es el último. No hay otro paso.
Jiddu Krishnamurti . El Estado Creativo de la Mente .