Pero no había nada que observar. Por la mañana él abría la puerta de la

posada. Entonces los clientes entraban y él limpiaba sus cosas -los cacharros, los utensilios y todo lo demás- y les servía. Y, de nuevo, por la noche, cuando todo el mundo se había ido y los clientes estaban durmiendo en sus camas, él limpiaba sus cosas otra vez: los cacharros, los utensilios, todo. Y por la mañana, otra vez lo mismo.

Osho . Yoga: La Ciencia Del Alma Vol 1 .

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