¿Quién podría mantenerla vista de la majestad del hombre si se manifestase así, explicado y
desarrollado por la influencia activa de los poderosos tesoros, de los que tiene que ser la fiel expresión, por haber nacido para ello, y de los que está rodeado en todo momento? ¿Quién podría resistir el resplandor de la majestad del Dios que habría en él y que lo haría como una palabra universal que se desplaza continuamente de occidente a oriente, para que todo esté lleno del nombre del Señor y todos los senderos de la vida y de la justicia estén siempre iluminados por la luz de la verdad, sin temor a que los que se presentasen allí para caminar estuviesen expuestos a las trampas y emboscadas del enemigo que no pretende más que retrasar los pasos del ejército de Israel hacia la ciudad santa?.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .