La Cadena Terrestre de siete globos, según se ha explicado, es la reencarnación directa de
una cadena anterior de siete globos, y esa familia anterior de siete globos fue la Cadena Lunar, siendo la Luna misma el representante visible del cuarto globo de la vieja cadena. Cuando esa vasta entidad anterior compuesta de la Luna y de otros seis globos más, todos unidos en una masa, llegaron al límite final de su vida, esta cadena lunar murió lo mismo que mueren todos los seres. Cada uno de los siete globos lanzó sus energías al espacio, impartiendo al polvo cósmico - materia - una vida o vibración similar, y la fuerza cohesiva del conjunto total mantuvo ligadas las siete energías. Esto dio por resultado el desarrollo de la actual Cadena Terrestre, compuesta de siete centros de energía o de evolución, consolidados en una sola masa. Como la Luna fue el cuarto globo - físico - de la serie antigua, se encuentra en el mismo plano de percepción que la Tierra, y como nosotros estamos ahora confinados en nuestra conciencia mayormente a la Tierra no podemos ver sino únicamente uno de los siete globos anteriores, o sea, nuestra Luna o cuarto globo de la Cadena Lunar. Cuando nosotros funcionamos en cualquiera de nuestros siete globos, veremos en nuestro cielo el correspondiente viejo cadáver del globo, el cual será siempre una Luna, pero no estaremos viendo más la Luna actual. Venus, Marte, Mercurio y los otros planetas visibles, son todos globos del cuarto plano de distintas masas planetarias, y por esa razón son visibles a nuestros ojos, mientras que los otros seis centros de energía y de conciencia que los acompañan nos son invisibles. Todos los diagramas sobre superficies planas solamente obscurecerán la teoría, porque desgraciadamente un diagrama necesita divisiones lineales. La corriente o masa de Egos que evoluciona sobre los siete globos de nuestra cadena es limitada en número; sin embargo, la cantidad es enorme, porque aunque el universo es ilimitado e infinito, aún así, en cualquier porción particular del Cosmos, en donde la manifestación y la evolución han comenzado, hay un límite para la extensión de la manifestación, y para el número de Egos comprometidos en la misma, y el número total de Mónadas que ahora marchan a través de la evolución en nuestra Cadena Terrestre, vino de los siete planetas o globos antiguos que ya he descrito. En el Budismo Esotérico a esta masa de Egos se la denomina una "oleada de vida", que significa la corriente de Mónadas. Esos Egos alcanzaron esta masa planetaria, representada a nuestra percepción por el foco central: Nuestra Tierra, y comenzó su evolución por el Globo A o No. 1, descendiendo como un ejército o un río. El primer contingente comenzó sobre el Globo A y pasó allí a través de una larga evolución, con cuerpos apropiados a tal estado de materia; entonces pasó al Globo B, y así sucesivamente, a través de todos los siete grandes estados de conciencia a los cuales se ha llamado globos. Cuando el primer contingente dejó el Globo A, otros prosiguieron en suguimiento al mismo curso, avanzando el ejército entero con regularidad a lo largo de la ruta septenaria. Esta jornada prosiguió durante cuatro revoluciones alrededor del todo; para entonces, el contingente completo o corriente de Egos había llegado de la antigua Cadena Lunar, y estando ya completa, ningún Ego más pudo entrar después de la mitad de la cuarta ronda. Todas estas clases que arribaron en períodos diferentes, continúan el mismo proceso circular hasta que completen siete Rondas a través de los siete centros planetarios de conciencia; cuando las siete sean terminadas, habrá sido adquirida tanta perfección como la que es posible en ese inmenso período de evolución, y entonces esta Cadena o masa septenaria de "globos" morirá en su oportunidad para dar nacimiento a otras series de Cadenas. Cada uno de estos globos es usado por la ley evolutiva para el desarrollo de Siete Razas y de los sentidos, facultades y poderes propios a ese estado de materia: la experiencia de los siete globos es necesaria para alcanzar un desarrollo perfecto. Esta es la razón por la que tenemos las Rondas y las Razas. La Ronda es un recorrido a través de los siete centros de conciencia planetaria; la raza es determinada por la aparición de caracteres permanentes en los grupos de Egos evolucionantes en cada uno de esos siete centros. Hay siete razas para cada globo, pero finalmente el total de cuarentinueve razas sólo suman siete Grandes Razas. La particular septena de razas sobre cada globo o centro planetario, no forma en realidad sino una raza de siete constituyentes o peculiaridades especiales en cuanto a facultades y poderes. Y como ninguna raza completa podría evolucionar en un instante sobre ninguno de los globos, los lentos y ordenados procesos de la naturaleza, que no permiten saltos, deben proceder por medios apropiados. Por lo tanto, las sub-razas tienen que ser desarrolladas una después de otra antes de que la Raza-raíz perfecta sea formada, y entonces esa Raza-raíz proyecta sus vástagos mientras está en el proceso de declinación, preparándose para el advenimiento de la futura gran-raza. Para ilustrar esta tesis se ha enseñado claramente que en estas Américas evolucionará la nueva - sexta - raza; y aquí todas las razas de la tierra están actualmente ocupadas en un gran proceso de amalgamación, de lo cual resultará una sub-raza altamente desarrollada, después de la cual otras razas serán desarrolladas por procesos similares, hasta que la nueva raza esté completa.
William Judge . El Oceano de la Teosofia .