¿Podemos comprender la violencia sin tener el opuesto de ella? Cuando la mente quiere continuar

con la violencia, invita el ideal de la no violencia. Mire, esto es muy sencillo. Deseo continuar siendo violento, lo cual es lo que soy y lo que son los seres humanos brutales. Pero tengo la tradición que durante diez mil años ha dicho: “cultiven la no violencia”. Así, pues, existe el hecho de que soy violento y el pensamiento que dice: “mira, tienes que ser no violento”. Ese es mi condicionamiento. ¿Cómo voy a liberarme de mi condicionamiento de modo que pueda observar, que pueda permanecer con la violencia, pasar por ella, comprenderla y ponerle fin?- no sólo en el nivel superficial, sino también profundamente, en el llamado nivel inconsciente. ¿Cómo puede la mente evitar ser atrapada en lo ideal? ¿Es ésa la pregunta? Escuchen, por favor. No estamos hablando de Martin Luther King, del señor Gandhi, o de X, Y, Z. No nos conciernen en absoluto esas personas; ellos tienen sus ideales, su condicionamiento, sus ambiciones políticas, y no estoy interesado en nada de eso. Estamos tratando con lo que somos nosotros ustedes y yo, como seres humanos. Como seres humanos somos violentos, estamos condicionados por la tradición, la propaganda y la cultura para crear los opuestos; usamos el opuesto cuando nos conviene, y no lo usamos cuando no nos conviene. Lo usamos política o espiritualmente de diferentes maneras. Pero lo que estamos diciendo es que cuando la mente desea permanecer con la violencia y comprenderla totalmente, vienen a inmiscuirse la tradición y el hábito. Ellos dicen: “debes tener el ideal de la no violencia”. Existe el hecho y existe la tradición. ¿Cómo va la mente a romper con la tradición para dedicar toda su atención a la violencia? Ese es el problema. ¿Lo han comprendido? Existe el hecho de que soy violento, y existe la tradición que dice que no debo serlo. Ahora miraré únicamente la tradición, no la violencia. Si aquélla interfiere con mi necesidad de prestar atención a la violencia, ¿por qué interfiere? No me interesa comprender la violencia, sino comprender por que interviene la tradición. ¿Lo entienden? Presto atención a eso, y entonces ya no hay interferencia. Así descubro por qué la tradición juega un papel tan importante en la vida de uno: la tradición es un hábito. Ya se trate del hábito de fumar, de beber, del hábito sexual o del hábito de perorar, ¿por qué vivimos en hábitos? ¿Nos damos cuenta de ellos? ¿Nos damos cuenta de nuestras tradiciones? Si ustedes no se dan cuenta completamente, si no comprenden la tradición, el hábito, la rutina, entonces ello inevitablemente afectará e interferirá con lo que desean observar. Una de las cosas más fáciles de hacer es vivir en hábitos, pero romperlos implica muchas cosas; por ejemplo, puedo perder mi empleo. Tengo miedo de romper con ellos porque vivir en hábitos me da seguridad, me confiere certeza, ya que todos los demás seres humanos hacen lo mismo. Despertar súbitamente en un mundo holandés y decir: “yo no soy holandés”, provoca un sobresalto. Así surge el miedo. Y si dicen: “estoy contra todo este orden establecido, que es desorden”, serán rechazados; entonces tienen miedo y lo aceptan. La tradición juega un papel extraordinariamente importante en la vida. ¿Han tratado alguna vez de comer un alimento al cual no están acostumbrados? Inténtenlo y verán cómo se rebelan el estómago y la lengua. Si uno tiene el hábito de fumar, continuará fumando y consumirá años luchando por romper con ese hábito. Por lo tanto, la mente encuentra seguridad en los hábitos al decir “mi familia, mis hijos, mi casa, mis muebles”. Cuando decimos “mis muebles”, somos esos muebles. Usted podrá reír, pero cuando le quitan esos muebles que ama, se irrita, porque usted es esos muebles, esa casa, ese dinero, esa bandera. Vivir así no es sólo vivir una vida superficial y tonta, sino que implica vivir en la rutina y el aburrimiento. Y cuando se vive en la rutina y el aburrimiento, la violencia es inevitable.

Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .

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