Tal vez deduciendo que el hábito en cuestión es malo, nos propongamos laboriosamente extirparlo mediante

pensamientos de naturaleza opuesta; y tras muchas e inevitables recaídas, la nueva corriente de pensamientos toma su curso y recobramos por entero nuestra libertad, de la que nos aprovechamos para forjar enseguida nuevas ligaduras. Así es como los pensamientos-formas de otro tiempo persisten y vuelven a limitar nuestra capacidad mental, mostrándose en forma de prejuicios individuales y nacionales. Las mayorías de las gentes no conocen que están limitadas de este modo, y permanecen serenamente atadas a sus cadenas, ignorantes de su esclavitud; pero los que aprendan la verdad acerca de su propia naturaleza, se libertan.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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