Había una vez un posadero que, aunque parezca extraño, era incapaz de ganarse la vida.

Nada de lo que intentaba surtía efecto. Intentó imponer en su casa una gestión totalmente nueva, pero eso también fue en vano. Desesperado, consultó a una mujer sabia. «Es muy sencillo», le dijo ella mientras se embolsaba la tarifa. «Debe cambiar el nombre de su posada.» «Pero ha sido El León Dorado durante siglos», replicó él. «Debe cambiar el nombre», dijo ella. «Debe llamarla Las Ocho Campanas y el letrero debe tener una hilera de siete campanas.» «¿Siete?», dijo él. «¡Pero eso es absurdo! ¿De qué servirá eso?» «Vaya a casa y lo verá», le dijo la mujer sabia. De manera que se fue a casa e hizo lo que le había dicho. E inmediatamente todo viajero que pasaba por allí se paraba a contar las campanas y luego se apresuraba a entrar en la posada a hacer ver el error, cada uno de ellos, según parece, creyendo que era el único que se había dado cuenta de ello, y todos deseando descansar después de su esfuerzo. Y el posadero engordó e hizo fortuna.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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