Es el segundo día que gozamos de una exquisita mañana primaveral. Todo es aquí extraordinariamente
bello. Llovió copiosamente la noche anterior, y todas las cosas están bañadas y limpias, todas las hojas relucen brillantes a la luz del sol. El aire está impregnado con el perfume de muchas flores y el cielo azul se halla salpicado de nubes pasajeras. La belleza de una mañana así es intemporal. No es esta mañana; es la mañana del mundo. Es la mañana de un millar de oyeres. Es la mañana que uno espera que continúe, que dure eternamente. Es una mañana plena de luz, una luz solar suave, resplandeciente, clara, y el aire es muy puro aquí, a bastante altura sobre el valle. Los naranjos y sus frutos de un amarillo brillante han sido lavados y relucen como si ésta fuera la primera mañana de su nacimiento. La tierra está cargada de lluvia y en las altas montañas hay nieve. Es realmente una mañana intemporal.
Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .