De la misma manera, un hombre debe convencerse a si mismo en relación con estas
experiencias; solo entonces son reales. Y no empieces a creerlo porque Lu-Tsu lo dice. Simplemente trata de comprenderlo, mantenlo guardado en tu memoria. No hay necesidad de creer en estas cosas; tampoco hay necesidad de descreerlas. Simplemente deja que estén en tu memoria para que cuando llegue el momento y algo empiece a suceder seas capaz de comprender. Esto simplemente te está dando mapas para que no te pierdas, porque incluso en el viaje interno hay muchos puntos desde los que te puedes perder; puedes entender mal, puedes asustarte, atemorizarte. Puedes escapar del mundo interior al mundo exterior. Y estas experiencias no son temibles. Pero tu interpretación puede hacerlas temibles. Tan solo piensa: un día abres los ojos y no ves tu cuerpo; tu interpretación puede ser aterradora: «Esto es sin duda una señal de locura.» Dejarás de meditar, te asustarás de la meditación, porque ¿ahora quién sabe lo que pasará la próxima vez, y dónde estás entrando y adónde estás yendo? Empezarás a recelar de toda la experiencia. Pensarás que te estás volviendo neurótico. La gente viene a mí todos los días con estas experiencias. Cuando me cuentan sus experiencias, veo su miedo, sus rostros, sus ojos; están asustados. Cuando les digo que éstas son buenas señales, inmediatamente la atmósfera cambia. Empiezan a reírse, son felices. Si me pueden oír decir que «esto es hermoso», que «estoy contento contigo», que «estás creciendo bien», inmediatamente hay un gran cambio. De la tristeza saltan a una gran alegría. No ha cambiado nada, su experiencia es la misma; simplemente les he dado una interpretación diferente. Estaban asustados porque no sabían. Estas cosas no hay que creerlas o descreerlas, sino solo mantenerlas guardadas en la memoria para que si llega el momento seas capaz de interpretar correctamente..., y las interpretaciones correctas son muy importantes; de otro modo, el viaje interno se vuelve muy difícil. Hay muchos puntos desde los que uno quiere retroceder y volver al mundo y ser normal. Uno empieza a sentir que está sucediendo algo anormal, y «anormal» es una palabra condenatoria. Y si hablas con otras personas que nunca han meditado, te dirán: «Vete al psicoanalista o al psiquiatra. Mejor que te examinen. ¿Qué tontería estás diciendo, que te vuelves más grande? ¿Has perdido completamente la razón? ¿Dices que te elevas y desaparece la gravitación? ¿O que te vas volviendo cada vez más pequeño hasta que desapareces? Estás alucinando, eres víctima de ilusiones. Vete al psiquiatra; te curará, te reajustará.» Y si vas al psicoanalista o al psiquiatra, van a reajustarte: te golpearán en la cabeza con sus supuestos conocimientos. ¡No saben nada sobre la meditación! La meditación aún no ha entrado en su consciencia. No saben nada sobre las experiencias que suceden en el Camino, pero saben mucho sobre los locos. Y hay algo de lo que tomar nota: que hay muchas experiencias que son similares, que le suceden a un meditador y le suceden también a un loco, que son tan similares que el psiquiatra está abocado a pensar que estás enloqueciendo, que hay que reajustar algo en ti. Y te tratará como a un loco: te dará drogas o inyecciones o electrochoques para que vuelvas a tu mente normal. Puede que destruya todas tus posibilidades de meditar. Éste es ahora un gran peligro en Occidente: personas que están aprendiendo meditación vuelven a Occidente, y si sucede algo que se escapa a su comprensión, y si hablan con el sacerdote, y el sacerdote cristiano no sabe nada sobre la meditación, les enviará a un psiquiatra. Y si hablan con el psiquiatra, éste solo sabe sobre los locos, no sabe nada sobre los budas, y algunas de sus experiencias son similares. Está abocado a interpretar que has caído por debajo de la normalidad, que has retrocedido, y haga lo que haga será destructivo, será dañino para tu cuerpo, para tu mente. El daño puede ser tan grande que nunca seas capaz de volver a entrar en meditación; el psiquiatra puede crear semejantes barreras. De modo que si algo sucede a veces, acude siempre a personas que meditan. Por eso estoy insistiendo tanto en abrir centros por todo el mundo, para que los sannyasins puedan meditar, y si sucede algo pueden estar con sannyasins, pueden ir y compartir sus experiencias. Al menos habrá alguien comprensivo, al menos habrá alguien que no te condenará, que respetará tu experiencia, que aceptará tu experiencia, que te dará esperanza e inspiración, que dirá: «Bien. Sigue. Va a suceder mucho más.» Un Maestro es necesario tan solo debido a esto: alguien en quien puedes confiar y que simplemente dice: «Está bien, y puedes seguir», y puedes seguir. El viaje es arriesgado.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .